Wednesday, June 15, 2011

LA JUNTA

Estábamos tan contentos de ver a Rodrigo. Había engordado un poco, como todos nosotros, pero algo lucía diferente en el. Tal vez fue la camisa roja, o el tatuaje con nombre de mujer en el brazo. Lo cierto es que no nos imaginábamos que justamente él, al que le hacíamos cachamales, raspa cacho, paipazos y las entrañables patás en la raja, se había convertido en el goleador de la selección. Por un momento nos tragamos nuestros recuerdos y lo saludamos uno a uno, en fila. Éramos el equipo visitante.

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